Conocemos el primer ciclo de infantil como aquella etapa que abarca desde el nacimiento hasta los 3 años de vida. Los primeros años cruciales en la etapa de cualquier persona y que tan infravalorados están.
Esta primera etapa es muy importante en la vida de toda persona. Todo lo que hacemos o dejamos de hacer durante esta etapa nos repercute en el resto de nuestra vida.
Y si es tan importante, ¿por qué no es valorada como tal? Probablemente porque nunca se le ha dado el valor que merece debido a una falta de conciencia social al respecto. Es hasta no hace muchos años, que gracias a la neurociencia y nuevas investigaciones científicas que comenzamos a entender mejor cómo funciona el cerebro humano, cómo es su desarrollo y la importancia de los primeros años de vida en el desarrollo futuro.
Es esta etapa donde se asientan las bases para formarnos como personas, donde comienza a surgir la personalidad y donde aprendemos las primeras normas sociales. Podría decirse, que los tres primeros años de vida son para las personas como los cimientos para una casa. Durante este tiempo, desde que nacemos, comenzamos a relacionarnos, a movernos, a comer, a gatear, caminar, a hablar, a comer, etc. Comenzamos a tomar consciencia de nuestro yo psíquico y físico, así como a tener consciencia del entorno que nos rodea, como otros adultos, iguales, espacios. Comenzamos a entender los límites, a sentirnos seguros y experimentar con nuestras emociones.
Hasta los tres años de vida, nuestro crecimiento y desarrollo evoluciona constantemente, de manera vertiginosa y no hace falta más que observar lo rápido que crecen nuestros niños en sus primeros meses y años de vida. Por ello, es tan importante tomar consciencia para poder acompañar como se merecen.
Desde la escuela infantil, acompañamos todos estos momentos, descubrimientos y aprendizajes. Y lo hacemos poniendo a los infantes, sus necesidades y la cotidianidad como el eje vertebral de nuestro acompañamiento. Preparamos el entorno para cubrir las necesidades de movimiento, contención y compañía; con materiales ricos y espacios que inviten al descubrimiento y la exploración.
Los adultos, en nuestro papel de acompañantes ofrecemos presencia y respetamos los ritmos y necesidades de cada niño y niña. Creamos un vínculo seguro con las criaturas y familias que ofrecen seguridad y confianza porque las criaturas puedan desarrollar todas sus capacidades y las familias se sientan acompañadas en la ma/paternidad. Dando el valor real que esta etapa merece.
En otras palabras, el primer ciclo de infantil es una etapa con vida, donde da comienzo todo y que merece ser valorada y respetada.